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El Whisky de Azure. Inteligencia Artificial ¿Mejora o riesgo?

Actualizado: 21 sept 2020

Hace unos días salió la noticia de un proyecto en conjunto entre la compañía sueca Mackmyra Whisky y Microsoft's Azure para crear “el primer whisky desarrollado con Inteligencia Artificial”.


Antes de continuar, ¿Qué es la Inteligencia Artificial? Bueno I.A. es el nombre genérico que se da a una serie de tecnologías que sirven para emular características o capacidades que tradicionalmente eran exclusivas del intelecto humano. En este caso la tecnología que se ha empleado es la plataforma de Azure para impulsar el programa de aprendizaje automático y los servicios cognitivos de inteligencia artificial. El programa es alimentado con las recetas existentes de la destilería, especificaciones de los whiskies, barricas, inventarios y características de las existencias disponibles en Mackmyra. Así como la información de ventas y preferencia de los consumidores, tendencias y estadísticas generadas a partir del Big Data.

Imagen tomada de https://mackmyra.com/

El resultado es una infinidad de variables analizadas por el programa para crear nuevas recetas, de las cuales según su algoritmo de programación decidirá las mezclas con mayor probabilidad de éxito.


Es la primera ocasión que una I.A. se ha usado para aumentar y automatizar el proceso que lleva mayor tiempo en la creación del whisky. En palabras de Ángela D’Orazio, maestra mezcladora de Mackmyra: “Es mucho más complicado que los modelos utilizados para crear cerveza, debido a la gran cantidad de combinaciones disponibles, y que el hecho de que la generación de recetas de whisky sea más arte que ingeniería”.


En lo personal considero que la incursión de tecnologías en el proceso de creación del whisky es un arma de doble filo. Indudablemente es bueno desde el punto de vista industrial. La integración de algoritmos que analizan las variables facilita el trabajo de crear una nueva mezcla que agrade a los consumidores. Reduce la carga de trabajo, así como la probabilidad de fracaso. Como industria es bueno, pero se corre el riesgo de sacrificar la originalidad, la creatividad y sobre todo la riqueza en la expresión del whisky.


Para ilustrar este riesgo, los invito a que pensemos en la industria de la música y que ha sucedido en los últimos 30 años. Alguna vez han estado cambiando estaciones y pensar, ¡Toda la música suena igual! Bueno esto es porque actualmente la tendencia es promover la canción con mayor probabilidad de éxito en el mercado.


¿Cuál es la consecuencia de ello? Se ha sacrificado tres aspectos principales la diversidad tímbrica, la complejidad armónica, el volumen y la lírica. El timbre es la textura, el color y cualidad de los sonidos dentro de la música. En otras palabras es la riqueza y profundidad del sonido de la canción.


Actualmente la paleta tímbrica se ha homogenizado, lo que quiere decir que las canciones tienen menos diversidad con sus instrumentos y técnicas de grabación, hemos pasado de Los Beatles con “A Day in the Life” cosas como a Justin Bieber con “Baby”, Katy Perry con “California girls” o Baauer con “Harlem Shake”, o Nicky Jam con “Que le de” o Seeb con “Fade Out” por mencionar algunos ejemplos. (Todos éxitos en ventas y preferencia de los consumidores)


En vez de experimentar con diferentes técnicas (musicales) e instrumentos, creando un entramado armónico, actualmente se construye usando exactamente la misma combinación (de teclado, caja de ritmos, samplers y programas de computadora). Esto asegura el éxito comercial y puede ser considerado progresista por algunos, pero en realidad succiona la creatividad y originalidad de la música, haciendo que todo suene más o menos igual.


Otra cuestión que puede levantar un foco rojo en la industria del whisky es: ¿qué tienen en común Britney Spears, Taylor Swift, Ellie Goulding, Avril Lavigne, Justin Bieber, Ariana Grande, Robin Thicke, Katy Perry, Justin Timberlake, Maroon 5, Pink, Leona Lewis, Jassie J, Christina Aguilera, Westlife, NSYNC, Wiil I am y los Back Street boys?


La respuesta: los compositores de sus canciones. Max Martin, de nacionalidad sueca o Lukasz Gottwald, estadounidense. (Dr. Luke). Si se emplea I.A. con parámetros similares y un algoritmo que siempre busque la mezcla con mayor probabilidad de éxito, entonces tendremos un Max Martin o Dr. Luke detrás de nuestros whiskies favoritos.


Finalmente, el volumen, para asegurar que la canción suene más que la competencia y atraiga al público se emplea algo llamado compresión de rango dinámico. Es el proceso de aumentar el volumen de las partes más quedas de la canción para que igualen a las más fuertes, reduciendo así el rango dinámico, la distancia entre la parte más fuerte y la más baja. Esto hace que la canción suene mucho más fuerte que la versión no comprimida, sin importar el volumen en que se ponga la bocina.


Pero hay un alto precio que se paga con la compresión dinámica. Al comprimir la canción se pierde la variedad tímbrica. Enturbia el sonido, los matices sutiles que eran notorios pierden matiz. Así mismo en el whisky, las diversas sutilezas que se dan por cada maestro mezclador, cuyas papilas gustativas han sido entrenadas por años, continúan siendo subjetivas (uno de los factores en la variación y evolución constante de las mezclas). A lo que podríamos llamar "Rango de la ejecución humana", se pierde con un I.A., tal y como sucede con la compresión dinámica en la música.


Me gustaría que se reflexione si es que queremos en el whisky una Madonna cantando con Maluma, solo porque el reguetón es popular e incrementa las ventas… Es posible que se imaginen que whiskies de mezcla como Chivas 18 años, Royal Salute 21 años, Ballentine’s 17 años, Crown Royal, Johnnie Walker Blue Label, Midleton Dair Ghaelach, Togouchi, Mars, Nikka, fueran whiskies populares que nos gusten, pero que de alguna forma todos sepan igual.



The Mackmyra A.I. Whisky

Nota de Cata Oficial:

Color: Amarillo dorado

Nariz: café y crema de vainilla, jerez oloroso y frutas, cítricos, pera y manzana. Notas herbales de anís, jengibre, pimienta blanca y un ligero aroma a la barrica de roble tostado.

Gusto: Vainilla con notas finas de a roble, frutas cítricas y pera. Herbal y tabaco ligeramente ahumado.

Regusto: Frutal y roble, ligeramente salado y con un final seco.



Más sobre la destilería Mackmyra (página en inglés)


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